El piso se encuentra a la última planta de una finca modernista con mucha luz y una buena vista al parque del Montjuic, pero también con una distribución muy fragmentada que impide valorar estas calidades. El proyecto de reforma prevé demoler los tabiques que separan la cocina desde el salón, eliminar el pasillo y así crear un gran espacio central común que se abre a la vista exterior.

También la cocina forma parte de este espacio, manteniendo de todo modo la zona del fregadero oculta a la vista mediante una gran pared/biombo que no lega al techo. Se deja parte del techo con los ladrillos de las bóvedas a vista para dar un toque más cálido al espacio central.

Todas las puertas originales del piso se restauran y se pintan de blanco como las paredes, todas menos la puerta del baño se deja con las diferentes capas de pintura que ha tenido en el curso de su vida.

El pavimento en parte se mantiene el original restaurando las baldosas hidráulicas, en parte se cambia con un parquet de lamas de roble natural en la zona unificada del salón comedor.

Los acabados de la cocina se caracterizan por el uso de materiales naturales como el mármol Blanco Ibiza para las encimeras y la madera para los frentes de los muebles.

Está prevista la realización de una gran librería exenta que funcione como biombo entre las puertas de las habitaciones y el gran espacio común.